El peregrinaje en Tierra Santa ha constituido un servicio a la unidad de los cristianos, al diálogo con judíos y musulmanes, y a la construcción de la paz. Así lo ha dicho Benedicto XVI hablando a los fieles antes del rezo del Regina Coeli.
Tierra Santa, símbolo del amor de Dios para la humanidad, se ha transformado a lo largo de los años, en símbolo de lo contrario, tierra de división y conflicto. Se ha transformado en un “quinto Evangelio”, es decir, un microcosmos que engloba el difícil camino de la humanidad hacia el Reino de justicia, amor y paz. El Papa ha hablado también de la situación en Sri Lanka y ha dirigido un llamamiento a las partes en conflicto para que salven a la población civil:
“Pido además a las instituciones humanitarias, incluidas las católicas, que hagan todo lo posible para resolver las urgentes necesidades alimentarias y médicas de los prófugos. Confío este querido país a la materna protección de la Virgen Santa de Madhu, tan amada y venerada por toda la población de Sri Lanka, y elevo mi oración al Señor para que regrese el día de la reconciliación y la paz”.