Mirad el futuro con esperanza; confiad en Dios; la reconciliación es el fruto de un cambio interior. Lo ha subrayado Benedicto XVI en la homilía de la Misa, recorriendo la historia de guerra y violencia que ha caracterizado a Angola hasta hace poco tiempo. He venido a África precisamente para predicar este mensaje de perdón, de esperanza y de una nueva vida en Cristo. La Iglesia, en Angola y en toda Àfrica, tiene la labor de ser signo de esa unidad a la que está llamada toda la familia humana mediante la fe en Cristo Redentor.
El Papa ha enumerado los problemas pasados y presentes; guerra, luchas tribales, rivalidades étnicas, avidez, disolución de la familia y del matrimonio, explotación laboral y sexual, droga. Pero la Palabra de Dios continúa indicando el camino de la verdad sobre la realidad humana.
El Papa ha exhortado a trabajar en favor del bien común, a seguir el ejemplo generoso de los agentes pastorales y ha pedido a los jóvenes un especial compromiso con el futuro de la Iglesia y de Angola. Aquí, en África del sur, ha dicho en el Ángelus, queremos rezar a la Virgen María de forma particular para que interceda por la paz, la conversión de los corazones y el fin del conflicto en la cercana región de los Grandes Lagos.