Entre los días 12 al 15 de enero 2009, ha tenido lugar el encuentro misionero en San Salvador. Asistimos Paco Soto, (coordinador) por El Salvador, y por Honduras: Saturnino Senis, Juan Matías Caballero, Antonio Fernández, Pepe Vivancos, José María Hidalgo y Matías Gómez. Faltaron otros compañeros de Tegucigalpa, así como los que trabajan en Guatemala, que en principio habían aceptado su participación pero que a última hora tuvieron dificultades para desplazarse a El Salvador y excusaron su presencia.
Según han señalado, «han sido pocos días pero intensos y hemos tenido la oportunidad de reflexionar sobre el tema de la violencia tan común y preocupante en nuestros países y que tanto daño y sufrimiento está causando a nuestros pueblos».
Paco Soto, coordinador del encuentro, ofreció los documentos para reflexionar sobre el tema, en la tierra de los mártires que aún siguen vivos en medio del pueblo: Mons. Oscar A. Romero, sacerdotes y laicos comprometidos.
También tuvieron la oportunidad de visitar los lugares donde estos hechos ocurrieron: UCA, Universidad de los PP. Jesuitas, donde asesinaron a seis sacerdotes y dos mujeres; Hospitalito, donde asesinaron a Mons. Romero, cuando celebraba la Eucaristía. Allí contemplaron sus humildes dependencias y recuerdos muy personales de este santo Obispo, ya canonizado por el pueblo.
«Pudimos -señalan los asistentes- dialogar y ahondar en este tema de la violencia y el testimonio de algunos cristianos como Mons. Gregorio Rosa Chávez, Obispo auxiliar de San Salvador, que nos acompañó una tarde, y que fué muy clarificador cuanto nos dijo sobre la realidad de El Salvador y de C.A.
También contamos con la presencia de dos mujeres muy comprometidas con el Comité Mons. Romero y con Bipo, Biblistas Populares y que son Eva Menjívar y Marisa de Martínez, que nos ayuidaron a interpretar los acontecimientos del pasado reciente de El Salvador y que, aunque les tocó sufrir mucho acompañando al pueblo siguen luchando, enfrentando nuevos retos, dentro y fuera de la Iglesia.
Nuestro agradecimiento a este pueblo hermano que con su testimonio de amor a los pobres nos ha evangelizado estos días para que sigamos el ejemplo de Mons. Romero que supo entregar su vida en sacrificio junto al altar. Su testimonio nos estimula a todos a ser profetas en nuestro tiempo.»